AFRONTAR LA MUERTE DE NUESTROS PROGENITORES

I. Nadie está preparado para la muerte de un hijo (no existe palabra que describa el vacío que deja la pérdida de un hijo, como sí existen los vocablos «huérfano/a» o «viudo/a»), sin embargo parece que de manera natural, sí debemos estarlo cuando se trata de la muerte de los padres.

II. Reflexionando sobre esto en los últimos días, he recordado lo que en una ocasión me contó un amigo muy querido tras el fallecimiento de su madre, y a los tres meses, su padre:

«Para lo que me creía preparado, me supera como nunca me había superado nada en la vida. Desde el mismo momento en que mi madre murió, es curioso, pero no hacía más que pensar en esa letanía que tantas veces había escuchado, de que estamos preparados para sobrevivir a nuestros padres, de que estamos preparados para afrontar su muerte. En cambio, mi hermana y yo estamos destrozados. Nos sentimos perdidos. Nos resultaba muy doloroso seguir caminando sin la presencia de mi madre, y seguidamente afrontar la falta de nuestro padre. Es una soledad imposible de calmar. No se sustituye con el amor de tu pareja, ni con el amor de tu familia, ni con el amor de tus amistades. No es compensable. Ni consolable. Simplemente aprendes a vivir sin ellos, lo que supone un dolor constante, porque no hay nada que te ayude a entender que las personas que siempre han estado a tu lado, desde que naciste, ya no estarán nunca más junto a ti. La mejor manera de afrontar la muerte de nuestros padres, es vivir intensamente con ellos, junto a ellos. Por eso,  disfruta de ellos, valora cada momento que estés con ellos. Diles una y mil veces lo que les quieres. Abrázalos una y mil veces, porque aún así serán pocas. Yo he disfrutado de mis padres mucho, y a pesar de ello, me arrepiento de tantas cosas…»

III. No son palabras mías, son palabras que recibí en confidencia de un querido amigo que me ha permitido escribirlas hoy.

Aunque nuestros padres ya sean mayores, no creamos que su vejez nos ha preparado para cuando fallezcan. Cuando ya no estén, sentiremos un vacío imposible de explicar. Así que preparémonos  ya. No nos arrepintamos de haberles dedicado poco tiempo, o de no haber viajado con ellos, o de haber discutido más de lo necesario. Lo que hagamos ahora, nos ayudará después cuando ya no estén. Recordaremos todo lo bueno que hayamos hecho y no lo que dejamos de hacer.



La autora sólo autoriza la reproducción de sus artículos de dos modos: señalando el título y su autoría, o bien señalando un link que lleve al lector al artículo original del blog Abogado del Mayor.  

Margarita Serrano
Margarita Serrano
Soy abogado especializado en protección jurídica y ayuda a la persona mayor, dirijo el despacho Mayores Abogacía y les doy la bienvenida a este espacio en el que hablaremos de casos como el suyo y de muy diversos temas relacionados con sus intereses más directos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies
error: Content is protected !!