Consulta nº55
Soy la menor de cinco hermanos. Convivo con mi padre en la vivienda de su propiedad que yo avalo y pago. No hay hecho testamento. Quisiera saber que va a pasar con la vivienda en caso de fallecimiento de mi padre. ¿En qué me puede perjudicar en cuanto a disponer de la vivienda?, porque en teoría sería para mí. Gracias.
I. La vivienda, propiedad de su padre, y que usted paga y avala, al fallecimiento del dueño, se transmitiría a los cinco hijos a partes iguales.
Usted tendría contra sus cuatro hermanos, un crédito por las cantidades pagadas, descontando su parte.
II. En vida, su padre puede disponer de la vivienda a su favor sin problema alguno. En testamento, puede dejársela en herencia, con cargo a los tercios de mejora, libre disposición, y la porción de legítima estricta que le corresponda.
III. Lo que sucede es que, el resto de los hermanos podrían reclamar su parte de herencia, que de no existir otros bienes en la herencia con los que abonársela, puede el testador ordenar que la legítima de los otros hijos se pagase en metálico no hereditario.
Es necesario analizar detenidamente todas las opciones.
IV. Como regla general, el caudal hereditario se divide por disposición legal en tres tercios:
-el tercio de legítima,
-el tercio de mejora y
-el tercio de libre disposición.
La legítima es la porción de bienes de la herencia de la que el testador no puede disponer libremente, aunque desee hacerlo, porque por ley se reserva a determinados herederos llamados por ello herederos forzosos o legitimarios. El alcance de la legítima estará en función de las personas que participen en la herencia.
El tercio de mejora en la herencia sirve para mejorar, si el testador así lo quiere, a uno de los herederos forzosos; si no se dispone sobre él expresamente, se entiende que incrementa la cuantía de la legítima.
El tercio de libre disposición es aquel con el que el testador podrá hacer lo que tenga por conveniente.
Se regula a partir del artículo 806 del Código Civil en adelante.
«Esfuérzate en ser interesante más que en ser preciso. Lo que menos se perdona es la pesadez.»
Voltaire
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