LEY ORGÁNICA DE REGULACIÓN DE LA EUTANASIA

I. «Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte, contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte, tan callando».

Jorge Manrique. Coplas por la muerte de su padre.

Un bello pensamiento ante el dolor por la muerte de un ser querido.

Llega tarde o temprano…, y aún así, desde siempre a lo largo de la historia se ha tratado de regular la muerte producida  de forma voluntaria, tanto la realizada por la propia persona, como la producida por terceros, mediante normas escritas o no, siendo estas normas un reflejo de las concepciones imperantes en cada época, ya fueran religiosas, filosóficas, científicas o de cualquier otro orden.

II. A Hipócrates de Cos se le presenta como el padre de la medicina de occidente y como paradigma del médico antiguo.

En concreto se le atribuye un gran progreso en el estudio sistemático de la medicina clínica, reuniendo el conocimiento médico de escuelas anteriores y prescribiendo prácticas médicas de gran importancia histórica.

Hipócrates se opuso a la eutanasia. Para él eran fundamentales el bien de la persona y el  bienestar del paciente. Reconoció sin embargo que se podía violar fácilmente esta ética ya que los médicos no tienen solo el poder para curar sino también para matar. Por esta razón hizo que los médicos se comprometieran éticamente con el denominado Juramento Hipocrático, he aquí un fragmento bastante claro:

«…Y no daré ninguna droga letal a nadie, ni sugeriré un tal uso, sino que a lo largo de mi vida ejerceré mi arte pura y santamente».

El juramento permitió a la medicina proteger al paciente vulnerable.

III. «Doctor, yo no quiero seguir viviendo así…»

Cuando alguien hace esta petición debería ser considerada generalmente como una demanda de mayor atención y quizás desaparecería cuando se solucionase el «así». El enfermo pide ayuda y, si no se comprende el sentido profundo de su petición, se puede llegar a determinar que desea la muerte.

Esto es lo que ha debido ocurrirle a nuestros gobernantes.

Aunque se ha eliminado del título de la Ley , en su articulado la norma regula:

tanto la eutanasia propiamente dicha: administración directa al paciente de una sustancia por parte del profesional sanitario competente;

como el suicidio médicamente asistido: la prescripción o suministro al paciente por parte del profesional sanitario de una sustancia, de manera que éste se la pueda autoadministrar, para causar su propia muerte.

Irresponsabilidad es aprobar una norma así.

Los más frágiles de la sociedad tienen motivos para el desasosiego y el miedo porque cada Comunidad Autónoma desarrollará el contenido básico de la Ley, y ello se prestará a múltiples variantes en su aplicación, seguro que difíciles de abarcar en sus consecuencias.

IV. Solución a la eutanasia.

1º. Investigar  para avanzar en el desarrollo y calidad de los cuidados paliativos.

No tienen como objetivo la muerte, sino que cuidan la vida mientras aquélla llega a su tiempo, evitando el sufrimiento. Es natural temer al dolor, antinatural desear la propia muerte.

2º. Mientras tanto, podemos dejar constancia de nuestra voluntad de no someternos, ni que nos sometan a una eutanasia reflejándolo en dos tipos de documentos que son herramientas legales para nuestra protección personal:

poder preventivo,

testamento vital, instrucciones previas, o voluntades anticipadas.

En los siguientes enlaces de nuestro blog encontraremos artículos con amplia información sobre ambos:

https://mayoresabogacia.com/preguntas-frecuentes-sobre-proteccion-juridica-poder-preventivo-i/

https://mayoresabogacia.com/preguntas-frecuentes-sobre-proteccion-juridica-poder-preventivoii/

https://mayoresabogacia.com/testamento-vital/

V. El alma de España se encuentra en El Quijote.

Resulta entrañable el episodio en el que Cervantes narra la muerte del hidalgo.

Tras la derrota que sufre en Barcelona a manos del caballero de la Blanca Luna, don Quijote vuelve derrotado a su tierra natal. En pleno campo, mientras Sancho duerme, don Quijote, «con muchos suspiros y no pocas lágrimas, como aquel cuyo corazón gemía traspasado con el dolor del vencimiento y  con la ausencia de Dulcinea», como dice Cervantes, exclama: «Así el vivir me mata,/ Que la muerte me torna a dar la vida».

Este es el sentimiento de todo el que quiere morir. Hasta tal punto es así, que Cervantes ya no tiene más remedio que poner fin a la vida de su personaje, pero no lo mata, lo deja morir en su melancolía.

El médico, lo observó, le calibró el pulso y diagnosticó que era menester atender “la salud de su alma, porque la del cuerpo corría peligro”. Frente al cura, el bachiller y el barbero, después de aceptar que ya no se sentía don Quijote sino Alonso Quijano el Bueno, anuncia que desea confesarse y hacer su testamento.

Para estimularle su recuperación, sus amigos le recordaron que tenía el compromiso de volverse pastor, pero ningún efecto surtió eso. Carrasco le dijo que ya tenía comprados dos perros, para ayudar a cuidar el ganado, pero nada de eso lo sacó de su depresión.  Todo fue inútil. Estaba nuestro personaje metido en el charco sin fondo de una enorme tristeza.

Pasaron tres días después de haber dictado el testamento. Don Quijote se desmayaba con frecuencia y tenía grandes fiebres. Su pabilo se fue apagando, hasta que todo fue oscuridad para la vida.

El escribano, que estaba presente en el día postrero, cavilaba sobre el hecho insólito de que un caballero andante muriera con tanta tranquilidad en su lecho de enfermo y  el bachiller Sansón Carrasco escribió unos sentidos versos que sirvieron de epitafio. Estos son:

Yace aquí el hidalgo fuerte
que a tanto extremo llegó
de valiente, que se advierte
que la muerte no triunfó
de su vida con su muerte

Tuvo a todo el mundo en poco,
que el espantajo y el coco
del mundo, en tal coyuntura,
que acreditó su ventura
morir cuerdo y vivir loco.



La autora sólo autoriza la reproducción de sus artículos de dos modos: señalando el título y su autoría, o bien, señalando un link que lleve al lector al artículo original del blog Abogado del Mayor.  

Margarita Serrano
Margarita Serrano
Soy abogado especializado en protección jurídica y ayuda a la persona mayor, dirijo el despacho Mayores Abogacía y les doy la bienvenida a este espacio en el que hablaremos de casos como el suyo y de muy diversos temas relacionados con sus intereses más directos.

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